jueves, 18 de agosto de 2011

Maquillaje a trestlenta, oigaaaa!!!

La hosssstia, tú, ¡vaya maquillaje heavy que me lleva la señora!

Que acabo de venir de comprar ingredientes del Día% para mi dieta de la salchicha (mozas, si queréis apuntaros estáis a tiempo, yo tengo salchicha para todas ¿eh? ¡y de la gordaca esa rollo alemana de kilo y tres cuartos!) y no veáis las pintas que me llevaba la viejuna que tenía delante en la caja.

Es que esto de las mujeres es la hostia en verso ¿eh? Mientras más años pillan, peor van…

Una pava a los 17 lleva la cara perfecta, sin maquillarse ni ná y está pa mojar pan y rebañar después (eh, no me miréis así, ya conocéis el dicho: si hay pelito no hay delito); la misma chavala a los 23 ya la ves con una sombra de ojos marrón, labios carnositos de rojo burdeos (los de arriba digo), y la punta de las pestañas con rímel acompañada de una finísima línea de los ojos; a los 31 esa mujer ya empieza a resultar preocupante: la sombra de ojos pasa a ser naranja, la cara se la sombrea con polvos de meteorito (o algo así se llamaba lo que se echaba mi ex, yo qué coño sé), los labios pasan de rojo burdeos a rojo putón y el rímel ya no acompaña una fina línea, sino que parece que se haya pintado ahí el camino de Santiago entero. A partir de los 40 tacos… Un momento, esto ya se merece un punto y aparte.


Mucho mejor.

A partir de los 40, decía, es para cagarse de miedo. ¡He visto maquillajes de psicópatas encerrados en el loquero con mejor gusto estético! Sombra de ojos que le abarca media cara y de color o azul fashion, o verde piscina mohosa; los labios con un rojaco chillón, tirando a naranja eléctrico que no sabes si se ha pintado los belfos o se ha comido la puñetera barra (sí, chavalas, esos restos de carmín en los dientes no son nada eróticos… por si os quedaban dudas y os maquillabais así a posta; de nada); las pestañas ya no llevan rímel, llevan kilos de pegotes negros que deben estar hechos con los restos del chapapote que quitaron de Galicia; y la raya de los ojos… joder, yo he tenido en mi poder “rayas” menos gordas que esas. Además, porque como parece que se vuelve a imponer la moda barroca a ciertas edades y con todo eso no basta, se untan bien hasta las trancas los pómulos con un colorete que, o se lo han comprado en un chino a “tlestlenta”, o se lo han robado a sus sobrinas del juego de la Barbie maquilladora.

¡Coño, pero si yo soy payaso (profesional, ojo, a ver si me voy a tener que levantar a repartir collejas otra vez) y uso 2 kilos y medio menos de maquillaje que algunas de las vecinas de mi bloque, copón! Es más, he visto capillas con menos pintura y mejor restauradas…

Vale, lo sé, yo soy lo que se llama un ser perfecto y conmigo no cuenta. Además, la sociedad desarrollada del primer mundo en donde tenemos la suerte de vivir, aceptó desde hace eones que los hombre somos como el buen vino, con los años mejoramos.

De todas formas no os preocupéis, futuras concubinas mías, que a mí lo del maquillaje en verdad me la trae al pairo… yo con apagar las luces en el momento de echar el pinchito voy sobrao… ¡no lo hago ascos a nada!

PANOCHO THE CLOWN

1 comentario:

  1. jajajaja muy bueno el post! aunke un pokito de makillaje siempre alegra la cara eee :P!
    pero tienes razon ademas no hace falta irse a los 40 ya ai xicas de 20 años pintadas como putones, ke kon lo monas ke serian con un pokito de rimel i colorete prefieren parecer Carmen de Mairena xD.
    En fin espero ke nunca me pase :P!

    besos!!

    ResponderEliminar